1. ¿Cómo puedo adaptarme a los cambios de la edad?
2. ¿Cómo envejeceré psicológicamente?
4. ¿Cuáles son los cambios más importantes?
- Enlentecimiento en el procesamiento de la información.
- Inteligencia cristalizada; es decir, aquella que hace referencia a los conocimientos generales, experiencia vivida o capacidad lingüística permanece intacta si no existe causa orgánica que la deteriore, como por ejemplo una demencia
- Inteligencia fluida. Se ocupa de procesar la nueva información y adquirir nuevos conocimientos. Con el paso del tiempo se produce un enlentecimiento de este tipo de inteligencia, que implica concentración, rapidez, atención y pensamiento inductivo
- Memoria. La memoria inmediata se mantiene relativamente bien preservada. La memoria a largo plazo se conserva. Es la memoria reciente la que empieza a mostrar déficits, con dificultad de la persona para recordar hechos muy recientes. Estos pequeños olvidos cotidianos suelen ser el signo más característico de los cambios psíquicos en el mayor.
- Lenguaje. La capacidad de lenguaje se mantiene. La forma (sintaxis) no se altera y el proceso comunicativo se mantiene razonablemente bien, aunque puede estar enlente- cido.
5. ¿Qué consejos debo seguir?
6. ¿Cuáles son los estereotipos y mitos más recurrentes?
- El estereotipo «cronológico» equipara el envejecimiento con el número de años vividos. Esto provoca una discriminación por edad que limita a las personas mayores para que alcancen la felicidad y productividad total.
- El estereotipo «biológico». La equiparación de persona mayor con ancianidad contribuye injustamente a concebir la vejez como una etapa vital cargada de achaques físicos, enfermedades, trastornos psicofisiológicos y, por lo tanto, necesitada de permanente asistencia médica, cuando no es cierto que esto sea así.
- El estereotipo «psicológico» y personal resalta en los mayores un declive de los recursos psicológicos, cognitivos, funcionales, actitudinales, etc., fomentando una visión errónea de la vejez como etapa de escasa o nula creatividad, de deterioros en la memoria o de problemas cognitivos o sociales que dificultan la visión positiva de la vejez.
- El estereotipo «social» de la vejez ha incidido tradicionalmente en las connotaciones de inutilidad, aislamiento, improductividad y desvinculación de la persona mayor respecto a los intereses sociales y relacionales.
- El estereotipo «sexual». Envejecer no significa perder ni la capacidad sexual ni mucho menos la de amar o de enamorarse. Recientes estudios demuestran que más del 60% de los hombres mayores de 75 años son sexualmente activos, y más del 40% de las mujeres también lo son.
7. ¿Cómo puedo manterner la ilusión de vivir?
Estos son algunos aspectos para vivir satisfactoriamente «a partir de los 50»:
- Hábitos de vida saludables y de autocuidado (ejercicio físico, buena alimentación, higiene del sueño, etc.) para prevenir daños y proteger la salud.
- Autonomía e independencia. Controlar tu propia vida y conservar la capacidad de decidir y actuar libremente.
- Confianza en uno mismo. Desarrollar una autoestima positiva. Saber actuar, participar y asumir compromisos.
- Mantenerse activo. Gestionar tu propio tiempo con actividades que sean de tu interés, de ocio y de ejercitación intelectual. Seguir aprendiendo, formarse, perfeccionarse y aplicar lo aprendido en su vida.
- Seguridad. Contar con los apoyos que necesites y que, además, estos puedan ser elegidos: apoyos familiares, sociales, institucionales, económicos…
- Sentido y finalidad a su vida. Marcarte metas y objetivos.
- Integrarse en redes o grupos sociales y participar activamente en ellos, fomentando el rol social. Crear nuevas relaciones interpersonales.
- Enfrentarse a los cambios: individuales (de imagen, de salud, de rol social, de relaciones afectivas, de ocio obligado, etc.) y del entorno (sociocultural y familiar).
- Recurrir a los demás. Pedir ayuda para superar problemas que puedan surgir en las esferas física, psicológica, social o económica.
- Positivismo e ilusión: disfrutar de proyectos propios. Conservar y disfrutar de espacios en los que canalizar el tiempo de una forma gratificante y significativa.
8. ¿Cómo me adapto al nido vacío?
- Gestionar tu tiempo y hacer aquellas cosas que siempre quisiste y no lograste hacer por la falta de éste.
- Mantenerte ocupado y activo. Participar en nuevas actividades y explorar aficiones aparcadas.
- Asumir nuevos retos y objetivos en el día a día y buscar cosas que motiven.
- Compartir sentimientos con otras personas y, si se percibe que algún síntoma se acentúa e interfiere notablemente en la vida diaria, pedir ayuda profesional.
- Aceptar esta nueva etapa con alegría y optimismo, disfrutando de la vida y el éxito de los hijos de una forma diferente a la de años anteriores.
- Aceptar el nuevo rol como padre/madre en la relación con el hijo/a.
- Potenciar el reencuentro con la pareja. Recientes investigaciones demuestran que las parejas mejoran su relación y su satisfacción conyugal aumenta.
9. ¿Cómo me adapto al nido lleno?
10. ¿Cómo puedo superar el problema?
Hay ingredientes a considerar para superar el problema:
- Tiempo. Considerar que es una situación pasajera que tiene y debe tener retorno. Si pasado un tiempo razonable la situación continúa estancada y no se supera de manera natural, lo mejor es recurrir a la ayuda de profesionales.
- El diálogo es clave. Es fundamental evitar los reproches y redefinir un pacto de convivencia entre todas las partes implicadas, logrando la conciliación de intereses y el respeto a las normas establecidas.
- Entre adultos. Partir de la premisa de solucionar los problemas de convivencia, teniendo en cuenta que los conflictos se dan entre adultos capaces de elegir y decidir. Por su parte, los hijos deben adaptarse a la rutina del hogar familiar durante el tiempo que permanezcan en casa de sus progenitores y saber agradecer el apoyo que les brindan sus padres y hermanos.
- Paciencia. La adaptación llegará tarde o temprano. Hay que saber relativizar y dar la importancia real a los problemas que surjan a diario. Saber distinguir entre lo urgente y lo importante. Y, además, saber que esta situación suele y debe ser transitoria.